Miedos persistentes en niños: por qué no desaparecen y cómo acompañarlos sin forzarlos

El miedo es una emoción natural y necesaria durante el desarrollo infantil. Todos los niños lo experimentan en distintas etapas: miedo a la oscuridad, a separarse de los padres, a los animales o a dormir solos. Sin embargo, cuando estos temores no desaparecen con el tiempo y comienzan a interferir en la vida cotidiana, es señal de que algo más profundo necesita ser atendido.

En este artículo, la psicóloga infantil en Tenerife, Mónica Rodríguez, explica por qué algunos miedos persisten, qué señales deben observar los padres y cómo acompañar a los hijos con comprensión, sin presionarlos ni invalidar sus emociones.

 

¿Por qué algunos miedos no desaparecen?

 

Durante la infancia, el cerebro aún está aprendiendo a gestionar la emoción del miedo. En algunos casos, una experiencia intensa —como un susto, una caída, una enfermedad o una situación de estrés familiar— puede quedar registrada en la memoria como una amenaza real. Si esa emoción no se procesa adecuadamente, el miedo se reactiva cada vez que el niño se enfrenta a situaciones similares.

También influyen factores como la ansiedad generalizada, la falta de seguridad emocional o entornos demasiado exigentes. Un niño que siente que debe ser “valiente” o que se avergüenza de tener miedo puede reprimir sus emociones, lo que las mantiene activas por más tiempo.

 

Señales de que tu hijo necesita ayuda

 

  1. Muestra miedo excesivo a la oscuridad, a dormir solo o a quedarse sin un adulto cerca.

  2. Evita lugares, personas o actividades específicas.

  3. Se altera fácilmente ante ruidos, movimientos o situaciones nuevas.

  4. Tiene reacciones físicas ante el miedo: temblores, sudor, palpitaciones o llanto incontrolable.

  5. El miedo limita su autonomía o su rendimiento escolar.

Cuando el miedo interfiere con la vida diaria o genera angustia constante, es importante acompañarlo desde la calma y buscar orientación psicológica si no mejora con el tiempo.

 

¿Qué pueden hacer los padres en casa?

 

  1. Validar su emoción: frases como “entiendo que tengas miedo” o “estoy contigo” ayudan más que “no pasa nada”.

  2. No forzarlo a enfrentar aquello que teme. La exposición forzada puede aumentar el bloqueo y la inseguridad.

  3. Transmitir seguridad. Los niños aprenden a autorregularse observando cómo los adultos gestionan sus propias emociones.

  4. Establecer rutinas y ambientes predecibles. La estabilidad aporta calma y reduce la sensación de amenaza.

  5. Reforzar los avances, por pequeños que sean, y reconocer su valentía cuando logra superar una situación difícil.

 

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

 

Si el miedo se vuelve persistente, genera aislamiento o afecta la vida familiar, el acompañamiento psicológico es fundamental. Un profesional puede ayudar al niño a identificar el origen de su temor, procesarlo de manera adecuada y recuperar la confianza para afrontar nuevas experiencias.

 

Acompañamiento psicológico en Tenerife

 

En su consulta en Tenerife, la psicóloga infantil Mónica Rodríguez ofrece un espacio seguro donde los niños pueden expresar sus miedos sin ser juzgados ni forzados. A través de un enfoque terapéutico respetuoso y adaptado a su edad, Mónica ayuda a los niños a transformar el miedo en una oportunidad de crecimiento, recuperando la calma y la seguridad interior.

 

Mónica Rodríguez – Psicóloga infantil en Tenerife

 


Especialista en miedos infantiles, ansiedad, apego y regulación emocional. Acompañamiento psicológico para niños y familias en un entorno cálido y de confianza.

 

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