En la era digital en la que vivimos, es prácticamente imposible alejar por completo a los niños y adolescentes del uso de pantallas. Móviles, tabletas, ordenadores, consolas o televisores forman parte del día a día familiar. Sin embargo, cada vez más padres en Tenerife se preguntan: ¿cómo lograr un uso equilibrado de la tecnología en casa sin caer en prohibiciones extremas ni en el uso excesivo? En este artículo te explico cómo encontrar ese punto medio tan necesario, ofreciendo pautas realistas y eficaces para proteger el bienestar emocional y el desarrollo saludable de tus hijos.
Como psicóloga infantil y familiar en Tenerife, he acompañado a muchas familias que luchan con este reto. La clave no está en eliminar las pantallas, sino en enseñar a usarlas con criterio, conciencia y límites adecuados según la edad.
Comprender el impacto del uso excesivo de pantallas en los niños
Antes de establecer límites, es importante entender qué consecuencias puede tener el uso desmedido de la tecnología en la infancia y la adolescencia. No se trata de demonizar los dispositivos digitales, ya que bien utilizados pueden ser herramientas educativas o de entretenimiento sano. El problema aparece cuando su uso se vuelve excesivo, descontrolado o reemplaza actividades fundamentales para el desarrollo.
Muchos estudios advierten que pasar demasiadas horas frente a una pantalla puede afectar la calidad del sueño, aumentar el sedentarismo, reducir la atención y dificultar el desarrollo de habilidades sociales. En consulta, suelo ver niños que presentan irritabilidad, cambios bruscos de humor o bajo rendimiento escolar, directamente relacionados con el tiempo que pasan conectados. También es común que haya conflictos familiares, especialmente cuando se intenta limitar su uso sin una estrategia clara o sin consenso entre los adultos de la casa.
¿Cuánto tiempo de pantalla es adecuado según la edad?
No existe una fórmula mágica, pero sí recomendaciones orientativas. En general, se aconseja evitar el uso de pantallas en niños menores de dos años, limitarlo a una hora diaria en edad preescolar y no superar las dos horas en niños mayores o adolescentes, excluyendo el tiempo dedicado a tareas escolares.
Sin embargo, más que contar minutos, lo importante es observar el efecto que tiene ese tiempo en la vida del niño: ¿duerme bien?, ¿se relaciona con otras personas?, ¿realiza actividad física?, ¿disfruta del juego libre? Si la respuesta es sí, probablemente el uso que hace de la tecnología está equilibrado.
¿Cómo establecer normas claras y sostenibles en casa?
La regulación del uso de pantallas no debe ser vista como un castigo, sino como una herramienta de autocuidado y educación. Los niños necesitan límites, pero también comprensión y coherencia por parte de los adultos. Aquí es donde muchas familias en Tenerife encuentran dificultades: uno de los progenitores es más flexible, otro más estricto, y los mensajes se contradicen. Por eso, el primer paso es establecer acuerdos entre los adultos sobre qué normas se van a aplicar y cómo.
Es fundamental que esas normas se expliquen a los hijos de forma sencilla y respetuosa. Por ejemplo, se puede hablar de “momentos sin pantallas” (durante las comidas, antes de dormir, en salidas familiares) y de “momentos con pantallas” (una hora tras las tareas escolares, fines de semana con más flexibilidad, etc.). Incluir a los niños en la definición de estas normas puede ayudar a que las acepten mejor, especialmente si son mayores de seis o siete años.
Alternativas atractivas para reducir el uso de tecnología
Una de las claves para disminuir el tiempo frente a las pantallas sin entrar en conflicto es ofrecer alternativas que resulten igual de estimulantes o entretenidas. No basta con decir “apaga la tablet”, si no se propone otra actividad que le resulte interesante al niño.
En Tenerife tenemos la gran suerte de contar con un clima privilegiado y múltiples opciones de ocio al aire libre durante todo el año. Salidas a la playa, excursiones al monte, visitas a parques o actividades deportivas pueden ser opciones excelentes para que los niños se desconecten de lo digital y se reconecten con su entorno. En casa, fomentar los juegos de mesa, la lectura, la cocina en familia o los proyectos creativos (dibujar, construir, hacer manualidades) también puede ser muy útil.
Además, involucrarse en estas actividades junto a los hijos refuerza el vínculo familiar y les demuestra que hay vida más allá de las pantallas, algo que especialmente los más pequeños necesitan experimentar para interiorizar.
El ejemplo de los adultos: una herramienta poderosa
A menudo olvidamos que los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si como madre o padre pasas muchas horas al día frente al móvil o el ordenador sin desconectar en presencia de tus hijos, ellos interpretarán que ese comportamiento es lo normal.
Por eso, parte del cambio pasa por revisar nuestros propios hábitos digitales. Establecer momentos de “desconexión familiar” (por ejemplo, al comer o antes de dormir) en los que todos guardan sus dispositivos puede ser una estrategia muy efectiva. También ayuda dejar cargadores fuera del dormitorio o instalar aplicaciones que controlen el tiempo de uso tanto en dispositivos infantiles como en los nuestros.
Recuerda: no se trata de perfección, sino de coherencia y pequeños pasos sostenibles. Mostrar esfuerzo por equilibrar nuestro uso de la tecnología tiene un gran impacto en la percepción que nuestros hijos desarrollan sobre ella.
¿Cuándo buscar apoyo psicológico?
Aunque la mayoría de las familias pueden gestionar el uso de pantallas con normas claras y acompañamiento, hay casos en los que el apoyo profesional resulta necesario. Por ejemplo, si notas que tu hijo se irrita o angustia en exceso cuando se le limita el uso, si descuida completamente sus responsabilidades, si evita el contacto social o si pasa muchas horas aislado frente al ordenador, puede estar desarrollando una dependencia tecnológica.
En estos casos, una intervención temprana evita problemas mayores en el futuro. Desde mi consulta en Tenerife, ofrezco acompañamiento psicológico personalizado para niños, adolescentes y familias que desean establecer un equilibrio digital sin caer en dinámicas de conflicto.
La tecnología ha llegado para quedarse, y no se trata de luchar contra ella, sino de integrarla de manera saludable en nuestra vida cotidiana. Con límites adecuados, comunicación abierta, coherencia familiar y alternativas de ocio enriquecedoras, es posible enseñar a nuestros hijos a convivir con las pantallas de forma responsable.
Si vives en Tenerife y sientes que necesitas ayuda para encontrar este equilibrio en tu hogar, estaré encantada de acompañarte. Una primera consulta puede ser el primer paso hacia una convivencia más armónica y consciente en la era digital.
¿Quieres orientación profesional para gestionar el uso de pantallas en tu familia?
Agenda una consulta conmigo, Mónica Rodríguez, psicóloga infantil y familiar en Tenerife, y juntos construiremos hábitos digitales más saludables para ti y tus hijos.
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